Hasta este momento, los discípulos de Jesús no habían mostrado oposición en permitir que las multitudes vinieran a Jesús. Esta vez, no adoptaron una actitud de bienvenida hacia aquellos que estaban viniendo: niños.
Podemos caer en el error de no ver la importancia de que los niños se acerquen a Jesús. Quizá hablamos de Jesús a personas que consideramos maduras, y le decimos a los niños que se vayan a otro lugar a jugar como si su presencia sólo fuera una distracción o interrupción. Jesús nos dice que dejemos que los niños vayan a él.
Dios le bendiga a usted, que trabaja con niños en la iglesia, escuela o comunidad. Está haciendo un esfuerzo valioso y que Dios le dé ánimo para continuar y compartir la salvación que Jesús tiene para los niños. A usted, cuyo ministerio no está enfocado en niños; que Dios le bendiga en su labor y que, en lo que hace, también trate de compartir con los niños, mostrarles el amor de Jesús y que los niños sientan lo importantes que son para Jesús a través de la importancia que usted le da a ellos. 😀